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Mi Familia Sevillana

      Por cuatro meses, he vivido en la casa de una mujer sevillana, Margarita. La hija de Margarita, Carolina, vive en la casa también, pero ella tiene 32 años y trabaja muy tarde cada día, y por lo tanto yo nunca le veo. Margarita tiene dos otras hijas, pero ellas viven con sus esposos. Sin embargo, ellas almuerzan en la casa una o dos días cada semana.

 

      Vivo con Andrew en una habitación pequeña. En la habitación, hay un escritorio chico, un ventilador de techo, y dos armarios. También, tenemos nuestro propio baño. No es muy lujoso, pero es suficiente. Al principio, nuestra habitación hacía muchísimo calor, pero después de un mes en Sevilla el tiempo cambió, y ahora estamos más cómodos.

 

      Margarita tiene buenas intenciones, pero la casa es más parecida a un hostal que una casa. Es decir, Margarita sólo cumple con los requisitos, pero ella no trata de superarlos. Ella pegó las reglas del programa a la puerta del baño y del dormitorio, lo cual no nos hace sentir que somos parte de una familia. Sin embargo, de vez en cuando ella come con nosotros y podemos aprender sobre la cultura sevillana y hablar sobre sus opiniones.

 

      Mi parte favorita de mi experiencia con mi familia sevillana es su perro. Lida es una labrador negra. Siempre nos acompaña cuando estamos comiendo. Ella es muy cariñosa, y le encanta cuando la acariciamos. Ella es la única ‘persona’ en la familia que realmente siente como nuestra familia.

Lida
Lida en su cama
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